viernes, 13 de noviembre de 2009

Dijo Federico Irazabal en Inrockuptibles


El nombre de Agustina Gatto viene ocupando cada vez más, y muy merecidamente, un espacio protagónico dentro de la escena teatral emergente., tan masculino en lo que hace a la dramaturgia y a la dirección. Y por fuera de cualquier discurso sobre el género, lo primero que hay que señalar es que Gatto parece poseer, y venir desarrollando, un lenguaje escénico propio. Su teatro no se parece al de sus contemporáneos – algo que es infrecuente en el circuito teatral porteño. Atravesado por un imaginario cinematográfico y musical, Gatto compone un espacio que dista del realismo, haciendo que el escenario sea simplemente la dimensión material de un texto que transcurre en otra dimensión, y sin un claro intento de producir un espectáculo de lectura ni directa ni lineal. Los personajes de Buscado parecen salidos de un universo más onírico que concreto, dadas sus acciones, sus objetivos y sus diálogos. En medio de proyecciones, pianos y una caja de cristal iluminada, Gatto arroja a un puñado de seres que dan ciertas instrucciones de lectura, y poco más que eso; son el medio para crear un clima, no un mensaje. Decir que se trata de un hombre que busca a su hijo a través de tres ciudades – Tokio, D. F. y Nueva York-, podría ser un modo de hablar del espectáculo, pero es, sin lugar a dudas, el menos interesante, puesto que es difícil describir, desde lo argumental, la intensidad que en cada escena se despliega.

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