Les pregunté a los actores sobre su fe. Me pregunté sobre la mía. Esta, dije o pensé, es una obra que puso a prueba mi resistencia, mi fuerza. El ser ahí, en un juego – por llamarlo de algún modo- en el que no me tocó ser héroe, no esta vez, sino una joven de 26, ahora 27 años, con nervios y pesadillas. Sin embargo este amor es demasiado adulto, lo asocio a la vejez, no a mi juventud. Porque ha habido, ha sido necesaria, una responsabilidad que me forzó a crecer, muy de golpe, muchos años. No les dije, pero pensé, que los respeto y les agradezco de un modo nuevo, enorme. Buscado es un territorio que yo propuse pero cuyas fronteras ellos crearon y defendieron; son Atlante sosteniendo su cielo, el mito que explica la obra y mi existencia en ella. Ellos respondieron sobre su fe de modo afirmativo, no la cuestionaron. Hablaron más bien de tal o cual parte de la obra en la que tenemos aún alguna dificultad; no de la fe, sino del modo en el que se reza.
martes, 10 de marzo de 2009
2009
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