No puedo parar de pensar en que la escritura es una maravilla, y el teatro, otra. Es decir, la protomaravilla es la ficción. Cuando estoy en los ensayos, no entiendo quién escribió la obra que escribí. Buscado, es una obra mítica. Platón creía que los mitos eran el modo de expresar ciertas verdades que escapan a razonamientos. Otto Rank, que debían ser entendidos como los sueños de los pueblos y como tales debían ser interpretados. Eso es hermoso. Cuando asisto a los ensayos, me pregunto: ¿cuál fue mi sueño? Imposible contestarme, ese sueño yo no lo recuerdo. Pero escapó de mi cabeza para pavonearse y explicarme cuan extraña soy para mi misma. El sueño se ha vuelto obra, y la obra no me ha explicado nada, es un policial que empezó apenas lo terminé. Hay un monólogo de Calderón que se de memoria, el famoso, el de los sueños. Hay una frase que era de las que escribía con letra grande en mis cuadernos adolescentes: Y en el mundo, en conclusión, todos sueñan lo que son aunque ninguno lo entiende. (Calderón, previsor del psicoanálisis, o mejor, el psicoanálisis lector de Calderón). Lo que se es que mi sueño me emociona como esas cosas que siento muy cerca y lejos a la vez.
viernes, 18 de julio de 2008
Sueños
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